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miércoles, 25 de abril de 2012

Te (q)hiero

Dos palabras y un mundo de significación. Se hace un abuso desmesurado de ellas. Y de refulgentes joyas engarzadas en oro de quince quilates son reducidas a mera bisutería barata, de esa que adorna mucho y produce alergias. Alergia que te produce sarpullidos en el corazón pero que nadie ve.

No desees un "te quiero" a la primera de cambio, y si lo haces, ten presente que es casi 100% seguro que sea un reloj del chino: destemplado, desacompasado y una escasa vida útil. No desees lucir una triste bisutería teniendo madera para lucir una tiara. No desees bisutería por el miedo a lucir el traje nuevo del emperador, mejor feliz don nadie que leyenda muerta.

No dejes que te susurren "te quiero" al oído cuando es una escalofriante muestra de 'posesión'. Es una pitón que se enreda en ti y se va ciñendo progresivamente hasta que te asfixia. En realidad no te quiero, pero ahora me perteneces, estás obligado/a a observar ciertos miramientos conmigo. Sé que se romperá a los dos días, pero ahora luce bonito aunque se nota que es de cartón-piedra. Es una gratificación taaaan inmediata...

Creo que hay ciertas cosas en las que uno no debe ser tacaño. Y esta es una de ellas. Regalaré mis refulgentes joyas engarzadas en oro aquilatado o no regalaré nada antes que esa bisutería cochambrosa, que los ronchones cardíacos no son buenos en los tiempos que corren.