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lunes, 14 de mayo de 2012

Por amor...





Por la persona a quien más quisiese me dejaría la piel en los caminos de la Tierra Media comiendo pan de lembas y durmiendo con Dardo para vigilar a Gollum; encontraría a Buckbeak para que esa persona lo montase porque sabría de sobra que el hipogrifo le devolvería la reverencia; encontraría la puerta a Narnia para darle todo un mundo en el que volar a lomos de él y que descubriese por accidente la Tierra de Nunca Jamás -que está todo recto y a la derecha mirando al amanecer- y la Isla de los Niños Perdidos para no tener que crecer jamás.                                                                                                                                                
                       «¿Y si aún dudases de que te quiero?»                                                                   


Pondría una mandrágora bajo su almohada y dos gotas de felix felicis bajo su lengua para quitarle las pesadillas; usaría mi gëdwey ignasia para sanarlo aunque me fuese la vida en ello porque sin esa persona más me valdría reposar en una tumba de diamantes llorados por Saphira que vivir como los que les han mutilado su daimonion o Jinetes sin dragón.

Pero sobre todo construiría un millón de ficciones tan maravillosas como las existentes para transportarlo al Edén de la imaginación, donde no se envejece ni se muere porque las historias viven mientras hay quien las recuerda.