>

lunes, 19 de septiembre de 2011

Punto y coma.

Había llegado a un punto de inflexión en su vida, a un punto y coma en el escrito de su vida.
Se sentó delante del ordenador un día más e intentó verter como siempre sus entrañas mentales en un puñado de caracteres tipográficos. Supo que estaba en un punto y coma porque no le fue posible. No fue capaz de rescatar nada del oleaje de marejada que barría sus neuronas y dejaba poco más que unos restos de un naufragio a flote.

Navegaba a la deriva dentro de sí misma, no había nada a lo que aferrarse, sólo veía el remolino marino arrastrándole inexorablemente hacia él como un agujero negro. Su rosa de los vientos había extraviado los rumbos, el sur parecía confuso de localizar y  las estrellas no aparecían para indicarle, esa noche callaban...

Más le valía pasar pronto ese punto y coma, con naufragio o no, o quedaría como un relato inacabado: manco, tuerto y cojo, y lo que es peor: en eterna suspensión...

Compressed memories


Adoro leer. Toda mi vida he adorado leer, infinitas evasiones a infinitos lugares con tan sólo mover un dedo, ni Internet hace eso...
A veces creo que podría resumir mi vida en libros, y no porque haya ido atravesando etapas con ellos (que también) sino porque cada libro que he cerrado se ha llevado prensado entre sus páginas un trocito de mí. Cada libro que he cerrado tiene recuerdos entre las páginas prensados, y con un barrido de vista puedo recordar.
Hasta tal punto que hay veces que experimento un déja-vu al recordar como me sentí al leer tal pasaje o tal libro  al sentirme exactamente igual. 
Ahí reside una de las grandezas de las letras, las emociones no mueren aunque sus autores lo hagan, he leído libros cuyos autores llevan muertos siglos y no por ello la savia que destilan sus páginas y humedece el alma se ha secado.

¿Y cuándo no quepan más libros? Los desempolvaré periódicamente de sus cajas para que me traigan una vez más ese soplo de historias y recuerdos que ya tuvieron su momento...

lunes, 12 de septiembre de 2011

Despedidas

Todos los días dejamos atrás cosas en mayor o menor medida, todos los días decimos adiós a algo.
Adiós Mr. Magoo, primer pez colorado de la infancia; adiós a Junior, tortuga de guerrero antifaz; adiós abuelo... nos veremos en el cielo y en los átomos del suelo que engendrando nueva vida de inmortalidad nos dotarán.
Hasta otra dulce gata, el viento voló entre tus patas...

Despedidas que te hacen viejo, que en un momento te arrancan más inocencia que un lustro.
Que te hacen madurar y cambian tu forma de ver, de mirar.

Adiós amores non gratos, rompecorazones baratos, cenizas sólo quedaron que marcasen el rastro de vuestros pasos.

Momentos perdidos en el tiempo, que una vez vividos, quedan quemados cual colilla en cenicero: Ni se reintegrará la ceniza ni habrá otro cigarro igual. Vidas que marchan para no volver.