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martes, 18 de diciembre de 2012

Fraseos rápidos nº 3

                               
                                                 Todos sonreímos en el mismo idioma.


martes, 4 de diciembre de 2012

Situaciones típico/tópicas del homosexual (II)

Dada la acogida que parece estar teniendo el primero y que me apetece continuar con esta sarta de despropósitos que suceden a diario, aquí tienen para toooooodos ustedes y recién salida del horrrrrrnooooo: ¡¡Laaaa seeegunda paaaarte!!

Número 3 o "con la Iglesia hemos topado". De esta situación hay unas cuantas variantes y aún no he conseguido discernir cual de las dos me enerva más.
a) Uno va tranquilamente caminando por la calle (sobre todo en las grandes ciudades) de la mano o haciéndote arrumacos (vaya, siendo cariñosa) con tu novia/rollo/ligue y ¡paf! empiezas a oír unas voces muy forzadas e inquietantes. Al principio puede que te asuste porque suenan a Jordi Hurtado en medio de una mala visita al señor Roca. Es entonces cuando te encuentras a un estropeado cuarentón Biblia/libro con tapas negras en mano, sudando y gritando hasta desgañitarse 'el amor de Dios': Dios te quiere, blablablabla, Dios es amor, blablablabla, Dios te perdonará tus pecados.... blablablabla, Dios te curará la homosexualidad.
En ese momento tu cerebro frena en seco, identifica a ese sujeto y siente una rabia brotar dentro de sí que arde en la lengua cual hostia en mal estado y que vomitaría cual niña de El Exorcista. Luego se toma contacto con la realidad y se pasa (literalmente hablando) o se pasa a la acción y/o al sabotaje. A saber: pasar a la acción es cachondearse muy audiblemente de TODO lo que diga ese señor y sabotaje es pegarle un morreo a la chica en cuestión para observar como se le desencaja la cara y se pone verde, amarillo, morado y de todos los colores de indignación. Nada como una buena hostia de fe para seguir creyendo en Dios.
b) Te topas con un tipejo que canta salmos o intenta predicar cantando. El sujeto en cuestión es una versión poco melódica de Jesucristo Superstar y sencillamente, es que da entre pena y miedo. No establezcas contacto visual o vendrá a intentar venderte (y a tu chica) su Iglesia y a rebatirte todo argumento en contra. Puedes decir casi casi lo que quieras, lo más efectivo para espantarlos: «La Iglesia que vendes odia lo que me hace feliz. Ser lesbiana nació conmigo». El tipejo en cuestión está muy lejos de esperar algo así y sentirás que está al borde del esguince de colodrillo hasta que, como un windows vista, se 'descuelgue' para amenazarte: «¡ARDERÁS EN EL INFIERNO, ARREPIÉNTETE!». Jijijijijiji.



Proselitismo el justo y menos en espacios públicos. ¿Cómo sería la cosa si uno se pusiera a predicar que se puede y debe curar a los zurdos?.