Hace ya un tiempo tuve una conversación de lo más particular con una amiga, no sé si de verdad o sólo de paso por mi vida, y hablábamos de lo que nos asustaba, nos daba pavor; siempre salen los miedos típicos, a la oscuridad, a volar, a las arañas... pero hizo falta un lapso para que yo me diese cuenta de que nos faltaba uno, el innombrable, que no se nombra con la esperanza de conjurarlo o hacer como que no existe si no es verbalizado: el miedo a la soledad.
Porque reconozcamoslo, tenemos mucho miedo a la soledad, a un día despertar, tener un problema y no tener a nadie que esté dispuesto a compartirlo o al menos a escucharlo, a caer a plomo privados de la 'red' de seguridad que suponen nuestros lazos con los demás, a esa sensación de vacío interior cuando no hay nadie que te respalde... como si mirases por encima del hombro y descubrieses repentinamente que ese espacio está vacío, yermo, con la típicas pelotas de hierba seca del oeste rodando por ahí y dando tumbos.
Nos asustan muchas cosas y aunque no lo reconozcamos nuestro mayor miedo es admitir que tenemos miedo y eso nos haga vulnerables.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEso es muy cierto hay quien se crea una coraza para parecer invulnerables y luego resulta que son los que mas miedos tienen.
ResponderEliminarAdemás no es nada malo admitir que se tiene miedo a algo, es de lo mas humano.
Bsts!
Es lo humano, pero también el miedo a sentirse vulnerable, Crash.
ResponderEliminarEl miedo es una de esas cosas que nos dejan bloqueados y sin aliento; aprender a dominarlo es demasiado dificil, lo importante es no sentirse dominado por él.
ResponderEliminarGracias por tus escritos, sabes que los admiro!
Un besito