a ti, estrella fugaz.
Me rendí ya de andar,
negligente voluntad.
Perseguí un destello de plata
y me hirió como una navaja,
despertó mi suspicacia
en cuanto a tener esperanzas...
Ya no siento,
ya no sufro,
ya no espero,
ya no corro tras quimeras
de argénteo y frágil cuerpo.
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