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jueves, 16 de junio de 2011

El verano había dado los primeros tímidos pasos, pero eran las 2 de la mañana y hacía frío. Un frío del que penetra en tus huesos y te congela el alma.
Resuenan voces en la calle, dos chicas hablan creyéndose solas y teniendo a la pálida y reluciente luna como espía que alumbra sus rostros.
Yo soy una acechadora que huye el claro de luna amparada en las sombras y con la única luz en el resplandor anaranjado de la brasa del cigarro.
Sus voces no son sino murmullos borrados por el viento y el tema de conversación, indistinguible. Pero es irrelevante, hay química entre ellas. El deseo de romper la 'distancia de seguridad' y como se manifiesta en sus gestos cómplices. Un baile de equilibristas entre el deseo y el miedo, dos funambulistas que ignoran si hay red.
Y una voluntad espía que concentra su energía en romper el halo de miedo que les envuelve.


2 comentarios:

  1. Me gusta tu estilo de escritura, entendible y claro, que deja bastante a improvisar con la imaginación.

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  2. Gracias por el elogio, Ainu; me gusta escribir dando margen a la imaginación :)

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