Número 4 o «Estoy de acuerdo siempre y cuando no sea en público»
¿DOBLE RASERO? ¿DÓNDE?
Sí, amigos bloggeros, esta es una respuesta no tan infrecuente cuando se le pregunta a una persona de a pie si está a favor o en contra de la homosexualidad (por otro lado... algo tan absurdo como estar en contra de que salga la Luna).
Esta situación es especialmente hilarante cuando el interlocutor en cuestión desconoce que uno o más integrantes de la conversación que está teniendo lugar es homosexual/bisexual. Sale el tema de refilón y se deja caer la pregunta «¿Y tú, qué opinas de los gais?» (¿Hola? ¡Las lesbianas existimos!).
Entonces, con total naturalidad y absoluto desparpajo, sobre todo si tu interlocutor tiene de treinta y pico 'p'arriba' te dará la susodicha respuesta. Y a ti se te quedará el doble rasero incrustado en donde no luce el sol con una pregunta que te comerá por dentro: ¿Y por qué cojones es lícito que una pareja hetero se dé el lote a todo meter casi donde y cuando quiera y no se les mira mal?. Que, digo yo, que con eso del igualitarismo que propugnamos, lo coherente debiera ser que o todos o ninguno, eh. Que si el amor es ofensivo lo es en todas las variantes de dicho sentimiento.
Lo mejor de esto es que se quedan tan 'oreaos' tras soltar la frasecita. Puedes reírte internamente, intentar convencer o hacer gala de un pasotismo extremo típicamente español.
Número 5 o «Astillas de estupidez»
Me temo que esta es una pregunta bastante común «¿Quién es el 'hombre' y quién la 'mujer'?». Queridos ignorantes del mundo, ahí va una revelación: si eres lesbiana es porque eres mujer y te gustan otras mujeres; si eres gay es porque eres hombre y te gustan los hombres. De ser de otro modo sería porque te consideres transexual, intersexual o vaya usted a saber. Es decir, dos mujeres o dos hombres en una relación que se quieren y aceptan como hombres y mujeres respectivamente y punto. Si hablamos de los roles y comportamientos esperados de un hombre o una mujer (cosa que es arbitraria y no decidido por la sociedad sino impuesta inconscientemente) es otra historia.
Conclusión: pregunta a unos palillos chinos quien es el tenedor y quien la cuchara.
Número 6 o «Me voy a hacer bollera»
¿Quién no ha pasado por esta cómica situación? Uno está hablando con una amiga que sufre/ha sufrido un fuerte desengaño amoroso recientemente y en medio de la llorera-histeria-ira, suelta la frasecita. Parece ser que no encuentra mejor salida para su despecho que la homosexualidad... ¿En serio?. ¿De verdad la gente se cree que uno "se hace" gay/les/bi como si se chasqueasen los dedos? ¿Que por estar con alguien de tu mismo sexo las cosas son más fáciles o todo es un camino empedrado con gominola y pétalos de flores y unicornios bailando la macarena?
Queridas amigas heterosexuales, ERROR. Si de por sí sabemos lo complicadas que somos las mujeres (en la mayoría de los casos)... ¿dos juntas? ¡Equivalente a complicación al cuadrado! ¡Sin olvidar dos menstruaciones juntas y-o simultáneas! ¡¡¡SSSSÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ!!!
Y eso por no hablar del incómodo hecho de que abandonarás la cómoda heterosexualidad para incursionar en el mundo de los cuchicheos y los correveidiles que llevarán la nueva. (Gais de mi corazón, suponiendo que alguno lo lea, no os sintáis discriminados, pero no puedo hablar de algo que no conozco sin ponerme en ridículo y no quiero ofender con suposiciones desacertadas).
Así que, si 'eliges' ser bóller, te toca repetir pantalla y vivir la adolescencia y sus hormonas, sus montañas rusas emocionales, su no atreverse/poder presentar a la novia... y contarles a tus progenitores algo tan sencillo como que quieres a alguien. Hale, ¿te animarías o implosionarías? Voto por lo segundo, y si no lo harías, al menos no lo hagas porque puedes romper un corazón ajeno a tus pajas mentales.